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Leído: 'Q is for Quantum' de Terry Rudolph

La computación cuántica es, probablemente, uno de los temas candentes de la actualidad. Un gran número de empresas tecnológicas están invirtiendo sus recursos para conseguir el siguiente salto relevante que permita extender esta tecnología más allá del laboratorio o entornos muy controlados. Algunos ejemplos de esta innovación constante son las afirmaciones de la supremacía cuántica expuesta por Google, la mejora de algoritmos específicos para ordenadores cuánticos como los dos problemas resueltos reciéntemente por Microsoft o la inversión de IBM en el desarrollo de ordenadores cuánticos con sus 18 equipos disponibles a día de hoy.

La evolución de la computación cuántica puede representar un salto cualitativo y cuantitativo en lo que a día de hoy nuestros ordenadores pueden calcular. Una revolución como la que ha supuesto en los últimos años para la computación, las comunicaciones y el conocimiento algo mucho más sencillo: Internet. Considero que es un área de conocimiento que aquellos que estamos en el mundo tecnológico le deberíamos prestar un poco de atención. A día de hoy, la sensación es que este nuevo tipo de computación es aún demasiado teórico y destinado fundamentalmente a entornos de investigación o casos muy específicos; sin embargo, es necesario ser conscientes de que ya existen, por ejemplo, kits de desarrollo como el Microsoft Quantum Development Kit con su propio lenguaje de desarrollo y emuladores. También empresas como IONQ o HoneyWell, con sus propios dispositivos accesibles desde Azure Quantum

Q is for Quantum intenta acercar la teoría y los principios de la física que se encuentran detrás de un ordenador cuántico a personas que no necesitan tener muchos más conocimientos que la arimética básica. Se intenta alejar tanto de las palabras de moda utilizadas en habitualmente, que conceptos como la superposición cuántica, el entrelaziento cuántico o las puertas de Hadamard no se mencionan literalmente hasta el apéndice final del libro. En su lugar, introduce conceptos más genéricos como los estados nublosos o la caja PETE para intentar explicarlo. Si bien es cierto que para alguien que nunca haya escuchado hablar de ello utilizar un término u otro es indiferente, si ya te suena algo es probable que te encuentres algo perdido.

Esta es la segunda vez que leo el libro y tras acabarlo me he quedado con la misma sensación: no he sido capaz de comprender todos los conceptos que intenta exponer. Mientras que la primera parte del libro se centra en los aspectos más fundamentales y emplea la metáfora de las bolas de colores para explicar los principios básicos de los estados cuánticos y la interacción entre ellos. La segunda y tercera se introduce más en los aspectos teóricos cubriendo aspectos como los fenómenos del entrelazamiento, los efectos de la no-localidad en entornos quánticos y la relación entre los estados reales y los estados cuánticos. Teorías que aunque intenta acercarlas a alguien que no tiene conocimiento de la matería, creo que resultan difíciles de digerir únicamente con la lectura del libro. Hasta Winnie-the-Pooh discute con Einstein sobre la validez de sus dos asunciones sobre la falta de completitud de la descripción de los estados cuánticos y el principio de no-localidad; principios que aunque él llega a comprender a mí me tocará revisarlo una tercera vez.

No me resisto a quedarme con este sabor de boca tras esta segunda lectura por lo que antes de llegar a una tercera, creo que aprovecharé para revisar una de las lecturas recomendadas : Quantum Computing Since Democritus de Scott Aaronson. Ya el título resulta llamativo, la relación de la computación cuántica con un filósofo pre-socrático de la Antigua Grecia. Sin embargo, tras revisar su artículo en la Wikipedia, he descubierto que fue famoso por su formulación atomista de la materia, de ahí su relación con la temática.

Así que nada, para finalizar ya, si alguno tiene soltura en la temática estaré encantado de entrar en detalles y que dé algo de luz.